pequeñas almas-

Noah: ¿Me recuerdas?
Allie: ¡Sí, claro! El señor Calzoncillos, ¿verdad?
- Ah sí…
- ¿Cómo iba a olvidarlo?
- Bueno, quería aclararlo porque lo lamento mucho, fue una verdadera estupidez trepar a la noria para hablarte, pero quería estar a tu lado. Me atraes desde que te vi.
- Jajajajaja, eres un cuentista. ¿Lo haces con todas las chicas?
- No
- Vamos, te vi el otro día con la señorita Lacitos
- ¿Qué haces esta noche?
- ¿Qué?
- O mañana o el fin de semana, cuando quieras
- ¿Por qué?
- Por nuestra cita
- ¿Qué cita?
- La que me prometiste
- ¡No!
- Claro que sí, lo prometiste en público
- Bueno, pero he cambiado de opinión
- Escucha, lo entiendo, un desconocido te aborda de improviso por la calle, tú no me conoces pero yo me conozco. Y cuando veo algo que me gusta… dios, he de tenerlo.
- Jajaja
- ¡Me vuelvo loco por tenerlo!
- Vaya, ¿y ese algo qué es?
- Pues tú
- Jajajaja, eres bueno
- ¿Qué?
- Eres bueno
- No…
- Lo eres, eres muy bueno, eres fantástico, hablo en serio, ¡estoy impresionada!
- Yo no suelo ser así. Lo siento
- ¡Sí! Lo eres
- Puedo ser divertido si quieres. O pensativo, o listo, o supersticioso. Valiente. ¡Incluso bailarín! Seré lo que quieras.
Dime lo que quieres y lo seré por ti.
- Eres tonto.
- (Asiente) Lo podría ser.

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